Había una vez un niño que tenía un sueño. Ese niño sabía que había dejado su Hogar y lo extrañaba. Ese niño recordaba.
El niño se hizo adolescente y por las noches comenzó a caminar por su barrio en silencio. Buscaba en la oscuridad de la noche cobijo para sus reflexiones e intensas emociones. Miraba las estrellas acostado en la reposera de su patio. Leía con avidez encerrado en su cuarto. Todo aquello que lo conectara con el Hogar, lo calmaba.
Con los años ese niño se hizo amigo de la ciencia. Vio el sufrimiento y este lo conmovió. Pensó que, si estudiaba medicina, podría con su conocimiento aliviar el mismo.
Ese niño fue a la facultad y se enamoró del cuerpo humano y de la belleza de los procesos orgánicos. Pero seguía mirando las estrellas y caminando por las noches extrañando el Hogar.
Creía en el valor de las medicinas alternativas, pero sabía que no eran para él. Tenía claro en su corazón que él quería estar al lado de los que más dormidos se encontraban. Donde la oscuridad era más densa. Sin embargo, soñaba con una medicina tradicional más holística, más conectada con el Alma.
A ese niño un día, ya hecho adulto, lo llamaron en plena guardia. Con 14hs de trabajo agotador a sus espaldas fue a visitar el lecho de un moribundo. Al hacerlo, sintió cómo entraba en una burbuja donde desaparecía el cansancio, el hartazgo y la disconformidad. Y cogió una mano que se iba, y sintió el contacto con el Hogar.
Ese niño fue llamado una y dos y tres veces por distintos pacientes en distintos momentos para que los ayudara a partir… En todas ellas su corazón latió fuerte en su pecho y sintió el llamado del Alma en cada encuentro.
Lo que a muchos le horrorizaba a él lo llenaba de Paz.
Conoció los cuidados paliativos y supo que por fin había encontrado lo que siempre había soñado hacer. Hizo realidad su sueño…
Ese niño aún camina por las noches en solitario reflexionando, aún lee con avidez y aún se acuesta a mirar las estrellas enamorado del Universo. Pero ya no pide volver al Hogar. Porque ahora acompaña a otros a volver a él…
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